Sé un buen gerente: piensa detenidamente antes de hacer estas preguntas

“Solo le estaba haciendo una pregunta, y se lo tomó mal, no sé por qué” “Para involucrar a mi equipo les hago preguntas, pero obtengo un silencio abrumador”. Para obtener respuestas, debes hacer preguntas a tu equipo. ¿Qué puede ser más natural? Sin embargo, como experimentas en tu vida personal, hay preguntas que pueden convertir una charla tranquila en un infierno.

Desafortunadamente, has decidido hacer algunas preguntas a tus empleados. Y peor aún, lo haces a diario y muy rápidamente, por lo que se crea una atmósfera devastadora en la oficina. Un gerente que muy a menudo pide explicaciones a sus empleados es visto como un matón. Presta atención a las siguientes preguntas que ya no deberías hacer para cuidar el capital humano de tu empresa o startup:

Las preguntas acusadoras

Como gerente, consciente de tu poder y de tu título de líder, no dudas en hacer preguntas a tus empleados. Obviamente, tienes que saber qué está pasando y cómo va el trabajo, es tu derecho y a la vez tu deber. Sin embargo, hay ciertas preguntas que debes evitar a toda costa, ya que el objetivo es obtener información y no dejar a la otra persona atrapada en un “por qué” o “pero ¿cómo lo hacen los demás?”. Olvídate de las discusiones acaloradas, ya que tarde o temprano todo se estancará. En el caso de una venta que no funciona, en lugar de preguntar por qué el equipo no está cumpliendo los objetivos, pregunta qué se puede hacer para que cambie la dinámica.

Hay todo tipo de preguntas acusatorias y estas, por lo general, presionan al otro para que se justifique. Por ejemplo, la pregunta que surge casi todos los días: “¿Por qué llegas tarde?” Lógicamente, la persona que llega tarde encontrará una buena excusa, sin importar si está diciendo la verdad o está inventando una historia. Ya ha sucedido, por lo que no tiene sentido tratar de profundizar en las razones. Se inteligente y haz pensar al culpable diciendo una frase como la siguiente “Estoy en una posición bastante mala. Tus compañeros llegaron a tiempo y ahora la situación es embarazosa para mí. ¿Qué piensas?”

Preguntas desmoralizantes

Cuestionar la idea de otra persona es desmoralizador. De hecho, cuando le preguntas a tu empleado si está muy seguro de lo que está diciendo, le haces perder credibilidad. Este último ya no tendrá confianza en sí mismo y se sentirá un poco humillado de todos modos, ya que había hecho un esfuerzo por encontrar esta idea. Preguntas desmoralizantes como “¿has pensado en esta solución? O “¿Estás seguro de que estás listo para esto?” Deben ser excluidas de tu vocabulario como gerente. En su lugar, utiliza una respuesta personalizada. Muestra a la persona que estás interesado en su idea y pregúntale sobre los beneficios y riesgos que implica dicho proyecto.

También evita preguntas desmoralizantes que buscan constantemente la quinta pata del gato “¿No hay ni un defecto en tu proyecto?” Esto solo hará que la otra persona se sienta desmotivada. En cambio, prioriza preguntas en las que le demuestres que están estudiando la idea juntos. Al igual que el caso anterior, pregúntale sobre los pros y los contras del proyecto. Por ejemplo: “¿cuánto costará? ¿Quién puede participar? “. Aún si la idea te parece cuestionable o una locura, tómala en cuenta. Esta actitud, viniendo del gerente, solo puede traer cosas buenas a la empresa.

En resumen, tienes que encontrar la manera de hacer preguntas constructivas, ya que estas hacen llegar a un dialogo en donde la otra persona se siente valorada.

“¿Cómo ves las cosas? ¿En qué dirección crees que sería bueno ir? Para este proyecto, ¿cómo crees que lo harías? ”

Y, sobre todo, esperar hasta que la persona termine de hablar, escucharla con atención y luego dar tu punto de vista y no empezar a destruir sus ideas antes de conocerlas.

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